La lactancia materna exclusiva es el gold estándar para la alimentación de los bebés durante los primeros seis meses de vida, ya que no sólo proporciona una nutrición óptima, sino también componentes importantes para la colonización de la microbiota intestinal, maduración del sistema inmune, desarrollo metabólico y cognitivo del bebé.

Los prebióticos se definen como alimento “no digerible” que beneficia al huésped estimulando selectivamente el crecimiento o la actividad de una o de un limitado número de bacterias en el colon, mejorando la salud del huésped.
Complejos oligosacáridos neutros se han identificado como el factor prebiótico en la leche humana que, con mayor probabilidad, estimula el crecimiento de las bifidobacterias en el intestino de los bebés. Los efectos de la lactancia materna sobre la microbiota intestinal no pueden atribuirse a un solo compuesto; pero, la evidencia ha demostrado que los oligosacáridos de la leche humana juegan un papel fundamental. Puesto que los oligosacáridos de la leche materna incluyen una gran cantidad de galactosa (principal sustrato de las bifidobacterias), los galactooligosacáridos GOS son usualmente el prebiótico favorito para suplementar la alimentación en aquellos bebes que iniciaron su alimentación complementaria.
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Los oligosacáridos de la leche materna, se asocian con la prevención de enfermedades intestinales, las cuales están mediadas parcialmente por la modulación de la microbiana intestinal y el equilibrio del sistema inmune.
Además de mejorar la flora intestinal en los bebes que reciben los galactooligosacaridos, los GOS al ser prebióticos tienen un efecto fibra, es decir, que al no ser digeribles permiten un mejor patrón evacuatorio en los niños mejorando así el tránsito intestinal y disminuyendo el estreñimiento
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