Autora: Belén Alonso, Nutricionista
Muchos padres se preguntan cuál es el mejor momento para comenzar con la alimentación complementaria (AC), ya que existen recomendaciones diversas que varían entre los 4 y 6 meses.
Cuando tu hijo esté recibiendo alimentación a base de fórmula artificial, o haya recibido lactancia materna pero ya no puedas continuar con ella por el motivo que sea, puedes empezar a pensar en introducir nuevos alimentos y texturas a partir de los 4 meses. Sin embargo, si sigues optando por la lactancia materna y es posible que la continúes de manera exclusiva hasta los seis meses, puedes empezar a introducir nuevos alimentos a partir entonces.
¿Por qué es importante no introducirla antes de los 4 meses?
Para que los bebés puedan empezar a ingerir alimentos distintos a la leche, su organismo debe haber desarrollado la maduración necesaria a nivel gastrointestinal, renal, neurológico e inmune.
No todos los bebés se desarrollan al mismo tiempo, pero podemos observar ciertas señales a través de las cuales nos intentan decir que ya están preparados, como presentar un interés activo por la comida, coger la comida con la mano y llevársela a la boca, mantener la postura sentados con apoyo o cuando desaparece su reflejo de extrusión y dejan de expulsar los alimentos no líquidos con la lengua.
Es importante que la introducción a la alimentación complementaria se haga antes del séptimo mes, ya que retrasarlo puede acarrear problemas como el aumento del riesgo de alergias e intolerancias, la alteración de las actividades motoras orales, una peor adaptación a nuevas texturas o un déficit de hierro o zinc.
Al empezar, nos solemos preguntar qué alimentos utilizar y con qué frecuencia. Se pueden elegir muchos alimentos, aunque se recomienda introducir de manera prioritaria aquellos ricos en zinc y hierro, y hacerlo en intervalos de tiempo suficiente (2-3 días) y de manera aislada para observar adecuadamente la aceptación y tolerancia que el niño está teniendo a ese alimento. Es importante no añadir a nuestras recetas caseras sal, azúcar ni edulcorantes ya que es un momento vital para la “educación del paladar” que va a marcar su conducta alimentaria de ahora en adelante.
También puedes leer: cómo mejorar las defensas y sistema inmune de tu bebé
¿Qué alimentos debemos ofrecer, cómo y cuándo?
Las frutas y verduras siempre deben formar parte de la dieta diaria. Tenemos que intentar presentárselas de forma atractiva y a través de distintas texturas como en puré o en pequeños trozos. Es importante evitar durante el primer año de vida las verduras de hoja verde como las acelgas, borraja o espinacas debido a su alto contenido en nitratos.
Debemos intentar, en la medida de lo posible, darles a los niños la fruta entera, en trocitos o triturada.
La introducción a los cereales en la alimentación complementaria puede realizarse de muchas maneras; papillas, pan, arroz… dependiendo de la edad y del estado madurativo del niño.
Siempre debemos tratar de controlar el contenido en azúcares si consumimos papillas.
¿Cómo aportamos proteína?: La carne, el pescado, los huevos, el marisco o las legumbres.
Para introducir este grupo de alimentos más complejos podemos empezar a base de texturas simples y apetecibles como purés, cocinados y en pequeños trozos en etapas de desarrollo ya más avanzadas.
Una dieta planificada y completa es necesaria para el correcto desarrollo del bebé y para evitar déficits como el de hierro, cuyos depósitos van disminuyendo desde el nacimiento y debemos aportar a través de la dieta.
Si cocinamos los purés en casa, debemos tener cierto conocimiento sobre qué alimentos debemos evitar, como en el caso del pescado, aquellos grandes depredadores y de vida larga, como el pez espada, el atún o cazón debido a la posibilidad de encontrar en ellos contaminantes como el mercurio.
¿Cómo ofrecer nuevos alimentos a nuestros peques para que la transición les resulte fácil y apasionante?
La consistencia de los alimentos que les ofrecemos es más importante de lo que parece. Empezar por purés e ir introduciendo poco a poco nuevas consistencias, grumosa y semisólida lo antes posible sin precipitarnos y tratando siempre de hacerlo antes de los 9 meses. Debemos evitar los alimentos duros que puedan provocar atragantamiento como los frutos secos.
A muchos nos pasa desapercibido que en esta etapa los peques están creando una relación emocional con la comida, no debemos caer en errores comunes como premiar o castigar con comida.
Tenemos que intentar, en la medida de lo posible, respetar los tiempos de nuestros peques, no todos se adaptan a la misma velocidad. Es importante no enfadarnos y generar un ambiente positivo y sin distracciones (Tablet, móvil…).
El rechazo a un primer alimento es normal. Debemos insistir siempre sin presionar y ofrecérselo en otras ocasiones las veces que haga falta hasta su aceptación. La paciencia es importantísima.
Intentar respetar sus señales de hambre o saciedad para no generar un sentimiento de rechazo hacia ciertos alimentos.
Esperamos que estos pasos para saber cómo introducir la alimentación complementaria te sean de utilidad.
0 comentarios